:: ¿Es bueno discutir en el matrimonio? ::
Todo el día preparando la cena ideal, cocinando, recogiendo la casa, todo listo para recibir a los invitados.
La pareja disfrutando de su nuevo juego de video después de pasar al súper y llegar del trabajo.
“¿Y los doce limones que te pedí?” “Los dejé en la mesa” “Sólo hay 6” “Te traje lo que me pediste” “Te pedí 12 y sólo hay 6” y así empieza la discusión... Gritos, desesperación, reclamos de años, sarcasmo, todo termina con la decisión de que ya no pueden seguir juntos...
Ésta fue una escena de una película que vi en la televisión. En casa nos esforzamos día a día para nunca llegar a ese punto pero, ¡qué difícil son las discusiones con el espos@!
Discutir es parte de toda relación, en realidad es lo más normal del mundo. Es aún más lógico que suceda en un matrimonio donde somos dos personas diferentes con educaciones distintas que buscamos lo mejor para nuestra familia, cada uno a nuestra manera.
El hecho de discutir no es malo, en realidad puede ser muy bueno cuando se hace con la actitud adecuada, dispuestos a llegar a acuerdos, con respeto y sin groserías, abiertos a lo que tiene que decir nuestr@ espos@, tomando en cuenta su punto de vista y sin involucrar a terceras personas.
¡Sé que a veces la paciencia no da para más! Pero siempre hay que buscar el momento adecuado aunque nuestro coraje sea muy grande. ¡No pelear delante de los hijos es esencial! ¡Ellos no deben enterarse de nuestros problemas!
Las mamás, los amigos, los hermanos y demás familiares no deben involucrase en las discusiones de un matrimonio. ¡Es cosa de dos y como tal debe resolverse! Si necesitamos un consejo busquemos a alguien capacitado para darlo. No nos arriesguemos a que ya estamos felices en pareja y las personas que se enteraron no lo olvidan, siguen dándole vueltas a una situación ya resuelta.
Muchas veces estamos tan cansados u ocupados que si algo nos molestó de nuestra pareja, preferimos callarlo o pasarlo por alto. ¡Cuidado! El problema está cuando esas pequeñas cosas se juntan y cualquier pequeño detalle desata una Guerra Mundial en casa.
No esperes a que tu paciencia se agote y que lo que acabes diciendo a tu espos@ sean reclamos de lo que pasó en una reunión hace 5 años. Hablemos todo a tiempo, cuando tenemos la oportunidad de dar soluciones, cuando puedes hacer algo por arreglar las
cosas.
Nunca nos vayamos a la cama enojados, ¡sí que cuesta! Pero si haces el esfuerzo puedes ahorrarte un problema de varios días y dormir tranquilo. Quizá las cosas sigan muy recientes, pero por lo menos un beso de “buenas noches” puede hacer el cambio.
Un último consejo, “cabeza fría”. Es una frase que siempre me dice mi esposo cuando alguna situación nos hace enojar, se aplica a todos los casos incluso a nuestras discusiones. No debemos apresurarnos a tomar alguna decisión hasta estar calmados y haber considerado bien nuestras opciones.
¡No es nada sencillo! Pero de verdad funciona y te evitas muchos problemas que pueden generarse cuando actuamos gobernados por la furia.
¡Paciencia, paciencia! Para ambas partes. Las discusiones bien hechas nos hacen crecer como familia, como pareja y nos sacan de la rutina, ¡las reconciliaciones son hermosas!
Recuerda, no se trata de quién le gana a quién. En un matrimonio ambos están en el mismo equipo.
Paola Gutiérrez
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