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:: Amo ser mujer, esposa, mamá,... ¡y estoy exhausta! ::


Hace un año más o menos entré en un ataque de pánico pensando que algo estaba mal conmigo. Todo el tiempo estaba cansada, con náuseas, dolor de cabeza... Busqué información en Google y sólo terminé mucho más asustada.

Llamé a mi doctor y me dijo que me hiciera unos estudios. Todo salió en orden, me sentí un poco aliviada pero seguía preocupada, ¡yo no me sentía bien!

Entonces el doctor me dijo mi diagnostico: “Eres una mamá de 3 hijos de menos de 5 años, que trabaja y se ocupa de su casa”.

Se imaginarán mi asombro. Un diagnóstico muy gracioso, pero sobretodo muy cierto.

Hay días que me encantaría que duraran 48 horas para hacer todo lo que tengo y lo que quiero hacer, o días en los que me encantaría tener más energía para cumplir todos mis planes y proyectos.

Pero la verdad es que después de tantas noches de mal dormir, recoger casa, bañar niños, hacer tareas, preparar mochilas, hacer pendientes del trabajo... cuando dan las 10 de la noche sólo sueño con estar dormida en mi cama, leer un libro o ver tele, cualquier cosa que no implique salir de casa.

Muchas veces quiero sentirme una súper mujer y creer que yo lo puedo todo, pero esto no es cierto y no está mal aceptarlo.

El ser mamá es una gran responsabilidad y un trabajo de tiempo completo. No me malinterpreten, lo hago con todo el amor del mundo y me fascina, pero eso no quita el hecho de que muchas veces sienta que no puedo más.

Sé que no estoy sola cuando digo: “¡Amo ser mujer, esposa, mamá, profesionista, amiga, hija... y estoy exhausta!”.

No tiene nada de malo admitirlo, al contrario nos hace humanas y ayuda a que entendamos que no somos superhéroes.

Queremos hacer todo por nosotros mismas, nos gustan las cosas a nuestra manera. Pero si algo no esta hecho así, no quiere decir que esté mal. Debemos relajarnos, aprender a pedir ayuda a nuestro esposo, enseñar a apoyar en las tareas a nuestros hijos, delegar a otras personas. No va a pasar nada si la ropa queda mal doblada o la casa no está perfectamente limpia.

A veces nos sentimos capaces de todo y aceptamos tantos compromisos y cosas por hacer que llega el momento en el que queremos correr. Aprender a decir “no” algunas veces es sano. Escojamos las cosas y actividades que son buenas para nuestra familia y no queramos estar en todo, por que es imposible.

Comer sano y a sus horas, hacer un poco de ejercicio, tomarnos un tiempo para nosotras, tener un hobby o proyecto, ¡querernos! ¡Es más que necesario!

Lo más importante, no nos comparemos con otras mujeres. Nos atormentamos pensando que “todas las demás lo hacen” y nos presionamos, pero lo gracioso es que todas pensamos y sentimos lo mismo. Mientras tú admiras cómo lo logra una mamá, hay otra mujer que está impresionada con cómo lo haces tú.

Recuerda, tus hijos y tu esposo no necesitan a la mujer perfecta, si no a la mujer que los ama incondicionalmente y está presente en sus vidas.

Paola Gutiérrez

www.caminandojuntos.net

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