:: ¿Qué prometimos cuando nos casamos? ::
El día de nuestra boda, entre las felicitaciones de los invitados hubo un comentario que me dijo uno de los amigos de mi papá: “Nunca había visto a una novia que dijera los votos de memoria”.
La verdad es que me causó risa, no entendí su impresión pues son palabras que escuchamos desde niños, las oímos en la tele, en cada boda a la que vamos, en las películas... “Yo, te acepto a ti como mi legítimo esposo...”
Pero las oímos tanto que puede llegar el punto en que pierden su significado. Así que me hizo pensar, ¿qué es lo que prometimos realmente?
Vamos por partes: “te acepto a ti”. Cuando dijimos “te acepto” dijimos que nos conocíamos, que sabíamos quienes éramos y quienes somos, pues para eso vivimos el noviazgo. Aceptamos a la persona de ese día con todo su pasado y a la que se convertiría cuando pasara el tiempo.
Para cumplir esta promesa, evitemos comparaciones con otras familias o espos@s. Nos conocíamos desde antes, sabíamos cuál era nuestra forma de ser, de pensar, así nos aceptamos.
“Prometo serte fiel”, que se refiere no sólo a que soy tuy@ y de nadie más, si no que además estoy contigo realmente. Prometimos apoyar a nuestra pareja, estar de su lado, hablar bien de nuestro espos@ con las demás personas, con nuestras familias, con nuestros hijos. Seguro habrá cosas que no nos encanten de nuestro cónyuge después de unos años, pero las pláticas debemos reservarlas entre nosotros: no con nuestra mamá o papá, no con nuestros amigos, sólo con la pareja.
“En lo próspero y en lo adverso”, estar de verdad juntos en las buenas y en las malas. ¡Es parte de amar realmente! Amamos cuando decidimos superar los obstáculos juntos, apoyarnos, darnos la mano cuando sentimos que no podemos más, estar ahí cuando los demás ya no están. ¡No existe vida sin dificultades!
“En la salud y en la enfermedad”, la primera parte no es difícil pero la enfermedad es otra cosa. No hablamos sólo de la física en la que por supuesto debemos acompañarnos, para ésas hay medicinas y contamos con consejos de médicos y expertos.
Prometimos también estar juntos en las enfermedades del corazón, las de los defectos, las que nos hacen difícil el camino. No podemos abandonarnos en esos momentos en que no somos perfectos, es importante estar ahí y ayudarnos a sanar.
Y terminamos “y amarte y respetarte todos los días de mi vida”, sin fecha de expiración sin condiciones, así lo prometimos los dos.
Nuestro matrimonio se trata de compartir ilusiones y proyectos, de seguir siendo novios siempre. No esperemos un matrimonio extraordinario por un milagro, ¡hay que provocarlo, actuar a cada momento y hacer que suceda todos los días!
Recuerda, en tu vida ¡ama, ama más y cuando termines, sigue amando!
Paola Gutiérrez
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