:: Me siento útil, me encanta la música. Sólo le pido a Dios. ::
¡Me encanta mi trabajo! Tal vez pareciera aburrido, o hasta insignificante; no es como que pare la operación del negocio si yo no hago mi chamba, pero si sé que el trabajo de todos y cada uno de los empleados es importante y el mío no es la excepción. Así que, me fascina formar parte de algo, saber que puedo hacer alguna diferencia, aunque sea pequeña, por un bien mayor que involucra a muchas personas. De verdad que la música me inspira.... ¡Me pone de buenas! Me llena de buenas vibras, y lo mejor de todo, es que me conecta con mis hijos; atesoro esos momentos en el coche donde cada quien escoge "su rola favorita" y todos la cantamos y la disfrutamos juntos. Esos instantes de mis días son los que cargan mis baterías y me dan energías para olvidar los malos ratos, las preocupaciones, los corajes... Es ahí, con la inspiración de una buena canción, donde me siento realmente conectada con mis niños, me olvido de ser la mamá gruñona y me convierto en una niña más, en una loca adolescente buscando el ritmo y riendo a carcajadas con sus cómplices. Más momentos de estos son los que necesito para no olvidarme que aún siendo su madre, puedo jugar el rol de ser sólo alguien con quien pueden pasar un buen rato. ¡Y qué tremenda terapia es para mí el ir al volante con una de mis tantas canciones favoritas a todo volumen y cantando a todo pulmón! Esos ratitos de estar el coche sola son la mejor forma de despejar mi mente y levantar los ánimos para continuar pedaleándole al día. ¡Me encanta la buena música! Hoy sólo le pido a Dios una pronta recuperación para mi marido y mi hijo… Admiro a todas esas personas, esposas, hijas, mamás, que cuidan con amor y paciencia a sus familiares enfermos. ¡Qué difícil es! Y yo sólo estoy tratando con unas bacterias que se ensañaron con su intestino, no quiero ni imaginarme una enfermedad más pesada y dolorosa. Es aquí donde uno se da cuenta que es verdad que no valoramos lo que tenemos hasta que lo vemos perdido. Dios me dé paciencia para poder demostrar mi cariño a los que me rodean; templanza para contener mis pasiones y no ceder a la desesperación; caridad para darme a los demás sin importar lo que reciba a cambio; sabiduría al tomar decisiones… Que no me falte alegría, que sepa contener la ira; que la vanidad y la soberbia no se apoderen de mi corazón; que mis palabras sean siempre optimistas, prudentes y bondadosas; y que en mis actos se refleje todo los días el amor y el respeto que los demás se merecen por el simple hecho de ser mi prójimo. Sigamos pues viviendo un día a la vez, pidiendo exista un mañana para hacerlo otra vez.