:: ¿Es posible el romance después de los hijos? ::
Recuerdo desde que estaba chiquita soñar con el día de mi boda. Imaginarme en ese vestido hermoso, con mi «príncipe azul» a mi lado, lista para comenzar a vivir mi «felices para siempre». ¿Y cómo no? Así terminan todos los cuentos de princesas y las películas de Hollywood que vemos desde pequeños: ¡después de la boda todo es amor y felicidad! Pero en la vida real, los días después del «gran día» han sido algo distintos... Mañanas, o madrugadas, de correr y llevar niños a la escuela para después hacer pendientes de la casa y del trabajo... Sin darme cuenta dan las 2 de la tarde y comienza la verdadera carrera: recoger hijos, dar de comer, limpiar cocina, hacer tareas, ir a las clases por las tardes, jugar un rato, platicar, darles tiempo de calidad a cada hijo, la rutina de baño y acostarse... ¡Por supuesto que para cuando quiero «estar a solas con mi príncipe azul» lo único que pienso es en dormir! Bueno, eso sólo si nuestros pequeños nos lo permiten... Pero en el matrimonio, como en todo lo que vale la pena, es necesario trabajar un poco, hacer el esfuerzo y crear entre los dos nuestro «felices para siempre». Siendo sinceros, no es fácil cambiar nuestros papeles de «mamá y papá» para convertirnos en «esposo y esposa» y revivir ese romance eterno que teníamos cuando éramos novios o recién casados. ¿Y cómo lo hacemos? La respuesta es muy sencilla: ¡Dándonos nuestro tiempo! Sí... Tiempo de pareja, para estar solos, para seguir creciendo y conociéndonos, para recordar el buen equipo que hacemos, ¡tiempo para tener «citas»! Son las citas las que nos hicieron enamorarnos, son éstas las que nos permiten seguir cuidando nuestro amor. Cuando entendemos la verdadera importancia que tiene el darnos unos «momentos de esposos» cada semana, comenzamos a valorarlos y a buscarles su espacio dentro de nuestra ocupada agenda. ¡No pongamos más excusas! ¡Siempre tenemos tiempo para las cosas que realmente nos importan! Podemos darnos una mañana para desayunar con las amigas o un rato en la noche para ver el fútbol con los amigos... ¿Por qué no hacerlo también cuando se trata de nuestro cónyuge? Decimos, y sabemos, que ser papás es trabajo de tiempo completo, ¡pero se nos olvida que también lo es el ser esposos! Así que después de la hora de dormir niños, es tiempo de convertirnos en cónyuges, de ser nosotros, de desconectarnos del estrés del día... Para lograrlo les comparto unos consejos que créanme, ¡funcionan! Antes que nada hay que planear «la cita». Puede ser alguna salida que ambos escojamos, algo que tengamos muchas ganas de hacer o bien, nada elaborado ni complicado, un plan en casa. Lo que importa es saber que tenemos un gran compromiso ese día que no puede cambiarse, ¡por ningún motivo! No importa si la idea es sentarnos a platicar y reír mientras comemos juntos en la cocina, ¡es una cita y es realmente importante! ¡Cuidémonos como esposos! Hay que consentirnos, ser respetuosos y amables. Recordemos que el tenernos como prioridad ayuda a nuestros hijos a sentirse seguros, a aprender cómo es el amor realmente. ¡No tengamos miedo de ser cariñosos delante de nuestros hijos! Un beso robado, el tomarnos de la mano, darnos un abrazo, reírnos juntos... ¡Todo alimenta nuestro amor! ¡Por favor no dejemos de ser «novios»! Tengamos detalles, busquemos el coqueteo, dejemos notas en el coche, mandemos mensajes de texto, compremos un pequeño detalle solo porque sí, ¡arreglémonos para nuestra pareja! Platiquemos, platiquemos, platiquemos... Aunque nos veamos todo el día, aunque durmamos juntos, ¡siempre hay algo que podemos aprender del otro! Y el más importante, ¡nunca nos demos por vencidos! Nuestro matrimonio no fue una decisión que se tomó sólo una vez, sino un gran compromiso que renovamos todos los días. Recuerda: las parejas felices crean familias y hogares felices. Paola Gutiérrez www.caminandojuntos.net