:: Sólo puedo pensar en mi madre... ::
Acabo de celebrar un año más de vida de mi mami. Para mí siempre ha sido y será mi mami... Pienso en ella y es difícil describir lo que siento; no ha sido fácil el acabar entendiendo su modo de ser, su forma de hacer y decir las cosas; pero lo he logrado, lo que antes podría ser tristeza o coraje, ahora es agradecimiento, ternura, cariño puro y honesto, no de dientes para afuera. ¡Que batalla tan difícil la que peleado contra mí misma! Muchas veces me he sentido mal por no ser de esas personas que hablan maravillas de sus mamás, por desear que su carácter fuera de otra manera, por creer que es injusta y dura. Pero ahora lo veo todo más claro, ahora que he tratado de ponerme sus zapatos e imaginar lo que ha pasado a lo largo de su vida: ¡la admiro más que nunca! ¡La comprendo como antes no lo hacía!, la disculpo y me arrepiento por haberla juzgado. ¡Tengo una mamá ejemplar! Y pareciera que no, pero ella siempre a su modo ha demostrado su amor hacia sus hijas, ella ha sido una madre con una fortaleza inigualable, con un corazón desprendido y dispuesto, y que sin duda es una mujer que no se ha dejado definir por el pasado y ha sabido construir un presente que goza, que la hace sentir plena y dichosa. Ahora, que por supuesto que no es perfecta, que tiene varios defectos, que a veces me saca de quicio, que a veces me hace sentir mal, que hay ocasiones que sólo quisiera gritarle lo equivocada que está, ¡que no tiene la razón siempre! ¡Que me deje cometer mis errores! Pero después, recuerdo que es también humano, que también se equivoca como yo, que tiene muchas otras cosas buenas que verle y admirarle. Y se me pasa.... Y me acuerdo que aún así como es ella la quiero tanto y la admiro más. Y lo más maravilloso es que sé que ella me quiere también a mí, que aunque yo sea grosera, malagradecida y prepotente con ella; que aunque no coincidamos en formas de pensar, en modos de actuar, que aunque discutamos porque no le parece como educo a mis hijos, o como hablo, o lo que sea que ese día no le pareció de mi... Siempre sé que me quiere. Lo sé por cómo me mira cuando la discusión inverosímil ha terminado, porque después de unos días actuamos como si nada hubiera pasado... Eso es lo más grande de ser madre, su corazón siempre logra perdonar y amar sin medida a los hijos. Una de tantas cosas que mi mamá me enseña sin darse cuenta. Hoy simplemente termino agradeciendo a Dios, por mi madre.