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:: Virus en casa ::


Desde el martes pasado tuvimos unos días pesados en casa... Empezaron con mi marido con mucha fiebre... ¡Sí, un hombre enfermo! Ya se imaginaran el ejercicio de paciencia: con todo mi amor (y bastante esfuerzo) hice todo lo que estaba en mí para que él descansará en su cueva, con las cortinas cerradas toooodo el día... Para la mañana siguiente, estaba como si nada, y yo con muchos chistes que hacer de él y bastante que platicar con mis amigas sobre los hombres enfermos y lo diferente que somos las mujeres. Si soy sincera, yo tenía algunos días en los que me sentía un poco mal, incluso creo que tuve fiebre, pero como buena mujer y mamá, ¡no podía detenerme! Había mil cosas que hacer, invitados que atender, unas nuevas recetas que probar... Seguí haciendo todo, sin hacer caso de lo que mi cuerpo me decía... ¡Gran error! ¡Para el sábado en la noche no puedo explicarles lo mal que estaba! La garganta inflamadísima y llena de aftas muy dolorosas que llegaban hasta la boca, fiebre muy alta, una debilidad impresionante y un marido muy ocupado entre hijos y esposa. ¡Se me salían las lágrimas del dolor y la desesperación! Para no hacer muy larga la historia, terminé con bastantes inyecciones y después antibiótico tomado, más un regaño del doctor por no atenderme a tiempo y haber dejado crecer tanto la infección. ¿La gran lección de todo esto? La verdad es que son varias... Les comparto: No olvidemos que hombres y mujeres no somos opuestos, sino complementarios. ¡Podemos aprender siempre del otro! ¡Sé que muchas de nuestras diferencias nos vuelven locos, pero podemos aprender mucho del sexo opuesto! Si yo hubiera tomado un día de descanso, estoy segura que no me hubiera visto obligada a estar en cama por 3 o 4 días... ¡Paciencia, paciencia! ¡Todo pasa! No hay como tener la mejor actitud posible ante cualquier situación. ¡El trabajo en equipo hace más fuerte a una familia! De verdad el apoyo entre esposos en los momentos pesados nos hace comprender mucho más lo hermoso que es el matrimonio. ¡Pongamos los dos de nuestra parte! ¡Seamos más cariños@s con nuestra familia! Nunca está de más el demostrar el amor que sentimos por ellos. ¡No saben cómo he extrañado estos días el poder abrazar y besar a mi esposo e hijos por miedo a contagiarlos! Y el principal, ¡no somos invencibles! Debemos darnos un tiempo, hay que saber escuchar a nuestro cuerpo y sus necesidades. ¡Las mamás y papás también nos enfermamos! ¡Y es importante que los niños lo aprendan! ¡Agradezcamos por nuestra salud! ¡Valorémosla! No esperemos a perderla para entender lo afortunados que somos al estar sanos. Paola Gutiérrez www.caminandojuntos.net ---------- Nota: Sé que lo que nos pasó fue una de esas enfermedades sencillas. ¡Mis respetos y oraciones para quienes viven enfermedades crónicas o tienen familiares que las sufren! Ya tocaremos ese tema en otro artículo...

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