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:: Viviendo detrás de una pantalla ::


Hace unos meses nos tocó asistir al festival de Navidad de mis hijos. Entre hermosos disfraces y ambiente decembrino, no pude dejar de sorprenderme por la cantidad de celulares, cámaras, tablets y aparatos electrónicos que teníamos todos los papás para «recordar ese momento». Y es que así vivimos: queremos tomar fotos, videos y audio de cada momento que estamos pasando, sin darnos cuenta que eso nos está llevando a «vivir detrás de una pantalla». Esta nueva tendencia no respeta edades o género: la otra noche estaba viendo las noticias y fue impresionante ver unas imágenes de la visita del papa Francisco en México en donde se acercaba a un grupo de personas para saludarles. Lo más triste fue que lo único que se veía era al papa cerca de una cantidad enorme de celulares con personas detrás. Nadie disfrutando el momento, ninguno aprovechando para verlo de cerca, para ofrecerle una sonrisa o pedirle la bendición, pero eso sí con fotos y videos para compartir en redes sociales. No lo tomen a mal, cualquiera que me conozca puede constatar que me fascinan las fotos y las guardo como gran tesoro. Pero sé que en el tiempo que estamos viviendo, debemos encontrar un equilibrio. Muchas veces estamos tan concentrados en correr por el celular y encontrar el mejor ángulo para una foto que, sin darnos cuenta dejamos de lado la diversión del momento, los detalles que lo acompañan, las risas y los sentimientos que se están generando... Sacamos la cámara casi sin pensarlo, le delegamos la función de nuestra memoria y creemos que ella recordará por nosotros el momento que tenemos enfrente. ¿De verdad algún día veremos las 654 fotos del «Día de la primavera» en el kínder de nuestros hijos? ¿Y las 478 fotos de la cena con nuestros amigos? ¡No se asusten! Mi propuesta no es que dejemos de tomar fotos, sino que lo hagamos con medida, que nos decidamos a bajar la cámara de vez en cuando y sólo nos dediquemos a observar. ¡Atrevámonos a vivir de verdad el presente! A poner a trabajar nuestra mente, a permitir que nuestros hijos nos recuerden con gestos, caras de asombro y emociones en lugar de con un aparato enfrente; a convivir con nuestros amigos sin querer detener la diversión para tomar una foto; a cenar con nuestr@ espos@ sin pensar que nos falta la imagen que subiremos a Instagram... Recuerda, lo único que tenemos es el presente, ¡vale la pena estar ahí realmente! Paola Gutiérrez www.caminandojuntos.net

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