:: Me vi en tus ojos… ::
Estas dos semanas han sido muy pesadas para mí, el trabajo se triplicó y fallecieron tres mamás de personas muy queridas.
Entre el cansancio y la tristeza de ver a mis amigas sufriendo, quedé agotada; además había que cumplir con las labores del hogar.
Estaba el domingo haciendo tareas de la casa cuando mi marido me dijo: “Ven y siéntate un rato aquí conmigo”. ¿Qué?????? Pensé para mí: ¡de verdad que este hombre está loco!, ¿qué no ve que tengo que limpiar, hacer la comida, lavar ropa?, ¿de verdad me está pidiendo que me siente con él?
IMPOSIBLE, no puedo detenerme ni un instante de todo lo que “debo” hacer. La verdad, no le hice caso y seguí con mi limpieza. En ese momento, me quedé pensando: ¿qué es más importante: que esté la ropa perfecta, la cocina impecable, o estar un rato con mi marido?
Decidí subir y estar con él. Cuando me vio subir, y sentarme junto a él su mirada fue de asombro. No podía creer que en realidad había dejado de hacer cosas que son importantes para mí para descansar un rato.
Cuando volteó a verme después de un rato, me vi reflejada en sus ojos, en una mirada de gratitud y felicidad que hizo que me diera cuenta que la ropa, los trastes, y el polvo pueden esperar… Finalmente, ellos van a estar ahí siempre. Pero mi marido no, a él me lo ha prestado Dios, me lo ha dado para estar juntos, para hacernos crecer como persona y darnos tiempo de calidad.
La próxima vez que él me pida que vaya y me siente un rato a su lado, trataré de recordar esa mirada, SU mirada, ésa que dice que todo lo demás puede esperar…
Al final, lo más importante que tengo es mi familia, para quienes en realidad quiero estar.
Rocío López
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