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Papás: si se lastiman, me lastiman a mí...


Como papás debemos darnos cuenta de lo mucho que nuestros hijos nos quieren. Que de pequeños nos ven como su modelo a seguir, como héroes, como esa persona que los va a venir a salvar en el momento en el que lo necesiten, que cuando estemos con ellos nada malo les puede pasar... En resumen, nos idealizan.

La realidad es que no somos superhéroes, no podemos salvarlos del mundo, pero sí podemos apoyarlos, ayudarlos a crecer, tratar de ser un buen ejemplo y un modelo a seguir.

La vida con el tiempo les va enseñando que no somos perfectos, les muestra que somos seres humanos y es en ese momento en el que empiezan a descubrir que no tienen superhéroes, pero que tienen PADRES.

Si para cualquier persona adulta es difícil estar en medio de un conflicto porque generalmente nos obliga a tomar partido y nos duele la decisión que tenemos que tomar; entonces imagina el dolor que se causa a un hijo cuando dentro de su misma familia lo forzamos a entrar en una guerra que ellos no quieren luchar.

No se vale buscar aliados en nuestros hijos, no se vale meterlos en conflictos que no son de ellos y los cuales no están preparados para resolver, no es justo y duele que la imagen que tienes de tus padres sea destruida por ellos mismos. Esas heridas causadas por fuego amigo, son cicatrices que nunca se van a borrar y es una guerra en la que todos van a perder.

Seamos prudentes, maduros, respetuosos y cuidadosos de nuestras relaciones en familia. Que nuestros hijos sepan que a pesar de las diferencias tenemos un objetivo en común: su formación y sobre todo su felicidad.

Paloma Liñero

www.caminandojuntos.net

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