:: Ser la «mamá perfecta» ::
En estos días me he topado con todo tipo de videos, canciones y textos hermosos en todos los medios sobre las mamás y el maravilloso regalo de la maternidad. Les confieso que más de uno me han sacado varias lágrimas y me han hecho reflexionar muchísimo: ¡Qué hermoso es el tener la bendición de ser madres! Y al mismo tiempo, que cansado y que abrumador puede llegar a ser... Empezando por embarazos llenos de achaques y cansancio, incontables noches sin dormir desde el día que salimos del hospital con ese bebé «sin instructivo», miedos cuando están enfermos, alegrías gigantes con el más mínimo logro que alcanzan, ¡ese aprender a amar junto a ellos como nunca nos imaginamos! Y en todo este camino nos damos cuenta que ser mamá no es un trabajo, que no hay «noches libres» ni descansos los fines de semana. Nos dicen que los días pasarán volando, que los aprovechemos pero ¡hay días que se sienten taaan eternos! Así que es tan fácil que perdamos de vista lo mucho que tenemos cuando se nos van las horas entre dar órdenes una y otra vez, lidiar con berrinches, hacer tareas, preparar comidas, recoger juguetes que acabaran desordenados en 5 minutos, responder a ese grito de «mamá» más de mil veces... Hay días que no podemos esperar que sea ya la hora para acostar a los niños y descansar un rato. ¿Y lo más gracioso? Después estamos en nuestra almohada pensando en lo hermosos que son nuestros hijos, en lo mucho que los queremos, en los besos y abrazos que nos faltó darles ese día, en cuánto nos falta para ser «la mamá perfecta» para ellos. Se nos van los días, nos confiamos y cuando menos nos damos cuenta nuestros hijos ya estudian solos, ya nadan sin salvadidas, ¡cada día son un poco más independientes! En este correr y pasar de una actividad a otra nos olvidamos de que SOMOS la mamá perfecta para nuestros hijos, la que ellos aman, la que haría cualquier cosa por verlos felices, por quitarles cualquier dolor. Disfrutemos estos días en los que no importa si no traemos tacones o estamos arregladas, en los que un chongo improvisado es el peinado de princesa que ven nuestros hijos, en los que las llamadas de nuestros pequeños son para pedirnos galletas, en los que las noches de desveladas son con toda nuestra familia bajo el mismo techo y sabiendo que están seguros... ¡Estos son los días que añoraremos tanto! Con los que soñaremos cuando seamos abuelos, cuando nuestros hijos sean adolescentes, cuando pensemos en nuestra vida... Son los días en los que podemos hacer tanto por ellos. ¡Vivámoslos! Pero en serio. Sin perdernos entre las actividades y la rutina, jugando con ellos a hacer ese viaje a la luna en la caja de cartón, volviendo a ser niños a su lado, abrazándolos y besándolos como nunca, educándolos con amor y buscando siempre su bien. Recuerda: al final, nosotras somos las únicas personas que podemos darles a nuestros hijos una mamá que ama la vida, que crea recuerdos con ellos, una mamá que está presente, que es feliz. Paola Gutiérrez www.caminandojuntos.net