:: Consultorio Conyugal ::
Cuando los esposos tienen problemas relacionados con su vida sexual, normalmente acuden a pedir la ayuda de un médico, lo cual es lógico si se considera a la sexualidad como algo biológico.
Efectivamente, lo sexual tiene su expresión en el cuerpo, que es material. Y hay problemas del cuerpo que deben ser tratados por la medicina.
Sin embargo, es importante considerar el cuerpo, no sólo como algo biológico, sino como algo personal. Porque mi cuerpo, no es algo que “tengo”, sino algo que “soy”.
Decía Edith Stein: “Yo soy mi cuerpo”.
Cuando reconozco esto, empiezo a comprender por qué vienen los problemas en la vida sexual conyugal. Hay que ser valientes y honestos para llegar hasta el fondo de ellos, pero con la certeza de que es posible solucionarlos siempre juntos y de la mano de Dios.
Por la importancia que tiene el tema, vamos a dedicarle varios artículos. Queremos saber algunas causas de este problema y proponer soluciones.
En primer lugar, hay que tener clarísimo que la habilidad más importante para solucionar nuestros problemas es la capacidad que tenemos para comunicarnos, incluso para oír cosas que a veces no nos gusta oír, y decir cosas que nos cuesta decir.
Ese sería el primer punto cuando tratamos el tema de los problemas sexuales de las parejas. El matrimonio, podríamos decir, es un diálogo continuado a lo largo de la vida. De ahí que ese diálogo es la clave para poder llevar una buena y gozosa relación con nuestro cónyuge.
¿Te cuesta expresar tus problemas? ¿Te cuesta decir por qué no quieres tener intimidad con tu marido, con tu esposa? Empieza por ahí. ¡Reconoce que te cuesta trabajo hablar del tema o de cualquier otro tema y dilo! “Fulanito, Fulanita, me cuesta mucho trabajo decirte que veo nuestra intimidad así o asá.” Ahí ya estás abriendo honestamente el canal de comunicación. No le estás echando la culpa a nadie, sino más bien, expresando desde tu interior lo que sientes, lo que piensas de un asunto que es algo central en el matrimonio.
De ese modo te estás abriendo y haciendo posible un reencuentro.
Por eso es fundamental que puedas ir creciendo en tu capacidad para comunicarte. Comunicar no es sólo decir palabras sin sentido. Al comunicar, te entregas al otro. Le das lo que eres. Cuando esta comunicación es profunda, es decir, cuando expresa pensamientos, deseos, inquietudes, sueños, anhelos, tristezas, gozos, etc., podemos decir que vamos por buen camino en el matrimonio.
Ese lenguaje hablado es la base para el lenguaje del cuerpo. Un lenguaje que también es un diálogo continuado durante toda la vida conyugal.
Cuando por las razones que sea, no puedes comunicar tu interior al otro, se entorpece también el lenguaje sexual. Porque - perdón por la insistencia - no se trata de “tener sexo”, sino de AMAR CON EL CUERPO.
Amar que significa QUERER EL BIEN del OTRO. Mirar al otro y dejar de verme un poco a mí mismo. Contemplar la belleza y la dignidad del otro y hacer todo lo posible para que sea plenamente feliz, también en el aspecto sexual.
Hasta aquí lo dejamos hoy. En los próximos artículos veremos algunas causas de este problema y sus soluciones.
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Elena y Humberto
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