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:: ¿Estás conmigo? ¿o estás en mi contra? ::


Hace unos días mientras daba una vuelta por Facebook, me encontré con gran cantidad de comentarios hirientes sobre todo tipo de temas.

Era impresionante ver que si estás a favor de algo (o alguien), si estás en contra, si no tienes una opinión... En cualquier posición que estés, encuentras a una persona dispuesta a rebatir, o incluso ofenderte, por tu punto de vista.

Vivimos en una época en donde la información se ha vuelto parte de nuestra rutina más que nunca.

Y en ese mar de información, sentimos la necesidad de pertenecer a un grupo, de identificarnos, «de ponernos una camiseta». Lo cual está bien, mientras comprendamos que debemos respetar y vivir la tolerancia hacía los demás.

Desgraciadamente basta darnos una vuelta por un artículo o texto controversial para encontrarnos con un gran problema: nos apasionamos tanto con nuestras ideas que creemos que todo y todos los que no piensen como nosotros, están mal.

Y detrás de una pantalla es muy fácil expresarnos, así que comenzamos a agredirlos por que «o están con nosotros, o están en nuestra contra» y es ahí donde comienzan los verdaderos conflictos...

Dejamos a un lado la tolerancia, el respeto y todo lo que promulgamos y comenzamos con ataques directos, con generalizaciones y malas palabras, con tomarnos como personales las cosas que leemos en redes, con «pretender» que defendemos nuestras convicciones mientras lo que hacemos realmente es herir y generar odio.

No nos damos cuenta que estamos dando el peor de los ejemplos a nuestros hijos, a las siguientes generaciones.

¿Qué aprenderán si les estamos mostrando a los «jueces más severos»? ¿Si pueden leer y escuchar gran cantidad de comentarios hirientes e impresionantes malos deseos para las personas diferentes a nosotros? ¿Cómo les pedimos que sean incluyentes? ¿Que nos respeten?

Todos somos distintos y es muy válido defender nuestros puntos de vista mientras tengamos bien presente la pequeña línea entre «defender» y «ofender».

Seamos auténticos, sí. Pero hagámoslo de forma coherente y positiva, seamos gente que valore a los demás, que entienda que podemos aprender de nuestras diferencias.

Cada día somos más diversos, tenemos más presente nuestro derecho a expresarnos... Usémoslo de forma consciente, ofreciendo lo que pedimos a cambio: ¡respeto y tolerancia!

No hablo de cambiar nuestras ideas o principios, ni de dejar a un lado quienes somos. Si no de cambiar nuestra forma de defenderlos, de expresarlos, vivir con el ejemplo.

Estoy cansada de tanto odio e intolerancia en los medios, en chats, en redes... ¡Así que comencemos por lo básico!

De verdad es algo en lo que estoy trabajando cada día, por mí y por mi familia: enseñarles a ellos la tolerancia, el amor, la importancia de vivir en paz, el respeto que tanta falta nos hace... Es ahí donde puedo generar el verdadero gran cambio.

Y tú, ¿te unes a este cambio?

Paola Gutiérrez

www.caminandojuntos.net

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