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:: Matrimonios sin hijos ::


Estábamos en una reunión con parejas y había un matrimonio con varios años de casados que no tenían hijos.

Comenzaron las típicas preguntas y comentarios hacia ellos: «¿Y para cuando los hijos?» «Ya es tiempo...» «Se están tardando...» «¿Qué están esperando?» «El reloj hace tic tac»...

Todas esas palabras y frases que decimos sin la intención de lastimar, quizá muchas veces sólo por sacar plática.

Pero ver las reacciones de esta pareja me hizo reflexionar en lo incómodo que esos comentarios pueden llegar a ser...

Nunca conocemos lo que pasa por la cabeza de las demás personas, ni las circunstancias o problemas a los que enfrentan en su vida.

Al estar con un matrimonio sin hijos suponemos que necesitan motivación para «animarse a ser papás».

Pero la realidad puede ser muy distinta: Quizá no pueden tener hijos. Podrían estar pasando una crisis matrimonial o tal vez han estado luchando con la desilusión de no quedar embarazados desde hace varios meses. Puede ser que estén viviendo un eterno proceso de adopción o estén pasando el duelo de haber perdido un bebé. Podrían estar lidiando con problemas de salud o, incluso, puede que hayan decidido que no es el momento de ser padres.

¡Son tantas las realidades por las que puede estar pasando una pareja que no tiene hijos!

Así que antes de decir las típicas frases: ¡hagamos un alto! Tomemos un respiro, cambiemos el tema, realicemos preguntas positivas. Pongámonos en su lugar y evitémosles el dar explicaciones que sobran.

Sé que nuestra curiosidad muchas veces nos hace querer saber todo lo que sucede. Pero mejor preguntemos a esas familias por su vida actual y no por la situación en específico.

Lo menos que podemos ofrecer a los demás matrimonios es nuestro respeto y comprensión. Así cómo entender que son decisiones que incumben sólo a la pareja.

No agreguemos a su vida la presión social. Seamos personas con las que quieren pasar su tiempo, con quienes disfrutan y no a quienes «huyan».

Enfoquémonos en lo que podemos aprender de su persona, su matrimonio, su familia. ¡Pongamos la atención en lo que sí tienen!

Recuerda, cada familia tiene su historia y es nuestro papel respetarla y ayudar cuando nos lo pidan.

Paola Gutiérrez

www.caminandojuntos.net

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