:: El mayor de los placeres ::
“Hemos gastado tanto tiempo y esfuerzo en subrayar la importancia del cuerpo y sus placeres (cosa fundamental también), que hemos olvidado a menudo educar y educarnos en la unidad profunda que existe en el ser humano entre lo físico y lo psíquico, entre el cuerpo y el espíritu, de tal manera que hemos caído en la paradoja de renunciar al mayor de los placeres: el de entregarse y recibir al otro en cuerpo y alma.”[1]
Esta es la gran paradoja del siglo XXI. Renunciar al banquete por quedarnos con la comida rápida.
Pero, ¿esto sucede en el matrimonio?
Sí y es algo bastante más frecuente de lo que imaginamos.
A veces esto puede tener su origen en una buena intención de querer hacer feliz al cónyuge en el aspecto sexual. Lo malo es que no siempre conocemos el enorme significado y el sentido del cuerpo, de cada una de sus partes e incluso del acto sexual.
Estábamos en una ocasión en una conferencia en la que se hablaba de este tema, y se ponía el siguiente ejemplo:
“Imagina que el deseo sexual, se parece a un cazador que cada vez quería cazar animales más grandes. Empezó por cazar conejos, luego zorros, luego venados, osos… Un día encontró una cueva gigantesca y quiso ver qué animal estaba ahí para cazarlo. Entró en la cueva y…. lo mató el tren!”
Esta imagen puede hacernos pensar por ejemplo en la pornografía. ¿Qué experimenta una persona que ve pornografía? ¿Qué busca? ¿El máximo placer? Desgraciadamente, el placer que se logra es un placer que deja insatisfecho y ansiamos cada vez más…cada vez más… ¿no será que deseamos demasiado poco?
Entonces, ¿el deseo sexual es malo?
¡Claro que no!
Lo malo es separarlo del amor, buscar el placer por el placer, no como un regalo que viene gracias al amor, sino como un “derecho” que acaba siendo chueco, porque te deja vacío, porque te deja solo.
El deseo sexual puede ser el principio de la experiencia más humana cuando está unido al amor. A un amor que tiene vocación de eternidad.
Amor que es relación, encuentro.
Amor que tiene su fuente en un AMOR que satisface plenamente.
Dudas y comentarios:
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Elena y Humberto
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[1] Cristina López Schlichting.
