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:: Discutir sin enojos ::


«¡Parece que le hablo a la pared! No es capaz ni de disimular. Él simplemente me ignora.»

«Cuando quiero solucionar un conflicto, ella siempre termina llorando y enojada.»

Durante el noviazgo, no hay un tema que no se platique o que no se afronte y que llegue a una solución. Sorprendentemente, es fácil que en el matrimonio se pierda esta capacidad de dialogar. ¿Cómo lograr seguir comunicándose?

:: 1. Darse tiempo ::

Para comunicarse hay que darse todo el espacio necesario. Tiempo de calidad, donde escuchemos con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba.

No le interrumpamos para dar opiniones o comentarios. Simplemente escuchemos hasta el final.

Muchas veces lo único que necesitan él y ella es un oído disponible.

:: 2. Evitar los prejuicios ::

Para escuchar, es fundamental el silencio del corazón, es decir, la ausencia de prejuicios.

Esto les ayudará a expresarse con más libertad, a la vez que van a percibir con más claridad lo que la otra parte quiere comunicar.

Es necesario cultivar siempre la amplitud mental, no encerrándose en las propias opiniones.

Siempre es posible encontrar una nueva síntesis cuando dos personas, con diversas ideas, dialogan.

:: 3. Tomar el lugar del otro ::

Para acoger a una persona, antes hay que darle importancia. Saber que, aunque pudiera estar equivocada, lo que siente y expresa es real y, por lo tanto, es digno de ser acogido.

Esto no quiere decir que no hay que corregirle si es necesario. Pero antes de eso, se debe procurar colocarse en su lugar, así como sentir y ver lo que ella está sintiendo y viendo.

Obrando así, incluso sus palabras agresivas serán acogidas y comprendidas.

:: 4. Buscar la unidad ::

La unidad no es lo mismo que la uniformidad. Dos personas siempre serán distintas, y por eso, también son capaces de reconciliarse en la diversidad.

Los cónyuges deben de respetarse, valorase, enriquecerse mutuamente y, así, superarse, sin dejar de ser auténticamente ellos mismos.

:: 5. Evitar las «interferencias» ::

En todo proceso de diálogo se pueden dar muchos obstáculos: los malos sentimientos que van surgiendo, el lenguaje agresivo, los tonos de voz elevados, la ira que busca venganza, la ironía, el culpar al otro, etc.

Para que la discusión llegue a buen término es necesario «limpiarla» de todas estas «interferencias».

Buscar hablar con serenidad, paz y autodominio. Y si no, mejor dejar el diálogo para un momento más propicio.

P. Adolfo Güémez, L.C.

www.padreadolfo.com

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