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Tú siembra, la cosecha vendrá...


Hoy al salir al jardín, después de varios días de estar fuera de casa, descubrí el fruto de una semilla.

Recordé el momento en que la sembré con mi hijo y él me decía que si una iba a ser suficiente. Le contesté "Sólo usaremos una por que no conocemos esta planta. No sabemos su tamaño, ni hacia donde crecerá. Desconocemos si veremos el fruto, pero hay que sembrarla".

Les puedo contar que hoy que encontré en el mismo lugar un par de calabazas verdes llenas de vida pensé que justo así debe ser nuestra vida, nuestro matrimonio, la educación de nuestros hijos y hasta nuestro trabajo.

Dentro de esa pequeña semilla existe una gran cantidad de frutos que ni siquiera podemos imaginar.

Al decidir con quien vamos a unir nuestra vida, no tenemos la menor idea de lo que va a pasar.

Al igual que a mi huerto, en la vida vamos a encontrar la dureza de la tierra que nos cubre, nos aplasta y nos hace sentir que no vamos a subsistir. Al abrir la semilla necesitamos ceder para poder sobrevivir, nos tenemos que ir abriendo paso a través de los obstáculos y formar raíces profundas que nos permitan seguir con vida a pesar de las tempestades.

Puede llover y eso nos ayuda a ir creciendo y fortaleciendo nuestra vida, puede de vez en cuanto venir una tormenta que parece destruir todo lo sembrado e incluso puede caer un fuerte granizo que golpea con todo, que cimbra, que quema gran parte de las hojas, pero las fuertes raíces nos permiten seguir en pie, aunque estemos muy golpeados.

Aún así el futuro siempre será incierto y uno tiene que seguir cuidando, regando, cortando la hierba que trepa sobre la planta, podando aunque que duela y, después de todo eso, podremos ver todos los frutos.

Pero la experiencia del cuidar y amar lo que no conocemos nos da la esperanza de que algún día tendremos la recompensa.

Otros muchos podemos ver cada paso como un crecimiento y cada etapa como una batalla más que hemos librado.

No esperemos a cosechar para amar la semilla, trabajemos duro, hagamos todo lo que está en nuestras manos para que esto suceda y te puedo asegurar que el cansancio y la entrega no serán en vano...

Tus hijos, tus éxitos, tus aprendizajes, tus nietos; todos estos y muchos más son los frutos de una semilla cuidada con amor.

Paloma Liñero

www.caminandojuntos.net

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